Estaba
de camino junto a Ben hacia la persona quien iba a recogerlo para llevarlo a
casa, y con ya saber cómo era la casa de Ben no me fue difícil descubrir quién
era el que iba a recogerlo. En efecto, estaba claro, una camioneta Prado negra
con lunas polarizadas muy elegante se encontraba cerca a la puerta del colegio.
Al lado de la camioneta un señor, aunque no tan señor parecía joven aún, como
de veinticinco años de edad, no tan alto, trigueño, vestido con un elegante traje negro y camisa
blanca, comenzó a acercarse a nosotros.
- Muy
buenas tardes joven Ben – extendió su mano para tomar su mochila.
- Buenas
Josh, ¿Crees que podremos dejar primero a un amigo a su casa? – pregunto Ben.
- Buenas
tardes señor – salude tímidamente luego de que fijara su mirada en mí.
- Por
supuesto, no hay ningún problema joven Ben – le respondió primero y luego me
miro – Buenas tardes joven – volvió a extender su mano, pero ahora para tomar
mi mochila – Por aquí por favor – nos abrió la puerta de la camioneta, luego de
entrar Ben y yo la cerró.
El paseo en la camioneta estaba genial,
nunca antes había estado en una, la última vez que viaje en un auto fue en el
carro de mamá, que a cada kilometro parecía haber un rompe muelles, todo lo
contrario con esta camioneta que parecía que íbamos volando sin pasar sobre
algún bache en la pista.
De vez en cuando Ben abría su boca solo
para comentar sobre las calles por las que pasábamos, yo me encontraba
dirigiendo al señor Josh señalándole el camino a mi casa, pero mi casa no se
encontraba tan lejos del colegio, solo tenia que se seguir de frente unas tres
cuadras voltear a la derecha andar una cuadra luego a la izquierda y la casa
que se ubicaba en el centro de la avenida era la mía.
Era un diseño muy simple, forma rectangular,
contaba con dos pisos, cinco ventanas que se encontraban vista a la calle, tres
en la parte superior y dos en la parte inferior, el color de la pared exterior
era blanco y el marco de las ventanas eran marrones y la parte final cerca al
techo rojo, un diseño algo extraño, pero bueno era solo una casa alquilada.
- Gracias
por traerme a casa – me dirigí agradecidamente al señor Josh.
- No
hay de que jovencito – respondió atentamente.
- ¡Patrick!,
termina rápido lo que tengas que hacer y vas para mi casa, ya sabes lo que
tenemos que hacer antes – grito desde la ventana de la camioneta.
- Está
bien – me despedí alzándole la mano
Cuando la camioneta pasó, algo me había
llamado la atención. De pronto un montón de imágenes comenzaron a alborotar mi
mente, llegó al punto del terremoto y poco a poco comenzó a retroceder la
escena. Sabía que esa camioneta ya la había visto antes, entonces la escena se
congelo, yo me encontraba parado en medio de la pista y delante de mí estaba
una camioneta Prado negra con las lunas polarizadas, la ventana de atrás
estabas abierta en la mitad y ahí pude ver la imagen de un niño, que me miraba
con cara de extrañado… “¡Ben!” volví en mí.
Apenas entre a casa hice lo que ya de
costumbre hacia, calentar mi comida. Quería y a la vez no ir a la casa de Ben,
primero porque tenía curiosidad sobre qué otras cosas tiene el libro ese y
segundo porque también quería saber cómo era un parque de diversiones, pero
todo tiene consecuencias, y esta consecuencia era realmente grande y peligrosa,
el surgimiento de esta parte asesina dentro de mí.
Termine de almorzar y salí a la casa de mi
amigo, no tenía otra elección y tampoco tenía ganas de hacer la tarea que había
dejado la profesora Servi, pero ya que tenía el permiso de mamá para salir no hubo
problemas en hacerla o no, aparte de eso Ben tenía razón yo tenía todo el fin
de semana para terminar la tarea.
No estuve andando deprisa, todo lo
contrario caminaba lento, tampoco quería llegar tan rápido a casa de Ben. Trate
de ser optimista y pensar que en el día de hoy todo iba a ir bien, ya hubo una
buena noticia en la mañana, mi amigo Ben volvió al colegio sano y salvo, me
sentía orgulloso de lo muy bien que había salido mi plan y el plan improvisado
de Ben.
Aunque estaba tratando de ser optimista y
pintar que el día era de full maravillas, sentía más que nada preocupación, no
podía estar tranquilo, tenía la piel erizada, este se supone que fuese un gran
día y no lo voy a arruinar con mis tontos pensamientos negativos.
Luego de ir andando peor que tortuga
llegué a la gran casa de Ben. Toque el timbre y no tuve que esperar mucho para
que la señora Donson abriera la puerta, creo que ya estaba informada de que
vendría. No sé porque parecía que para ella yo no era bien recibido. No sabía
si era desde hoy, pero me acabada de dar cuenta que a un lado cerca al patio se
encontraba una inmensa cochera y ahí se encontraba el señor Josh lavando la
camioneta con la que nos había recogido a Ben y a mí.
Pase de frente hacia la entrada de la casa,
la señora Donson caminaba detrás de mí. Tuve que esperar hasta que ella llegase
a la puerta para abrirla, luego camine detrás de ella en dirección a la
habitación de Ben.
- Joven
Ben, su visita acaba de llegar – dijo la señora Donson
- Que
pase por favor – le respondió Ben al instante
Ben se encontraba en su cama jugando con
una consola de juegos, parece que se quedo con la costumbre de estar en cama,
pero apenas entre vi que tenía el libro al lado de él, se levanto y cerró la
puerta, no sin antes decirle a la señora Donson que hiciera un gran pastel para
celebrar, aunque creo que lo único que quería es tenerla ocupado para que su
curiosidad no la lleve por otro camino. Al parecer a la señora Donson no le
importo y salió de la habitación pero
con una gran sonrisa, algo escalofriante.
- Bueno
ya estoy aquí – dije apenas cerró la puerta.
- Está
bien, toquemos el libro – comento impaciente.
Ambos tocamos el libro al mismo tiempo,
una luz resplandeció el libro al momento de tocarlo, luego de eso abrimos el
libro, el primer capítulo se encontraba ahí pero cuando pasamos para el
siguiente capítulo alguien había arrancado las hojas del segundo capítulo.
En ese preciso momento un leve “toc toc”
se escucho proveniente de la puerta de la habitación, Ben oculto el libro
debajo de su almohada para luego de decir un leve “adelante” y la señora Donson
entrara. Ella entró a la habitación con unos papeles en mano.
- Joven
Ben, se le cayeron estos papeles, no creo que sean importantes están en blanco,
¿Quiere que los vote?
- No,
no, no… – salto de inmediato Ben de la cama – muchas gracias señora Donson
enserio necesitaba estas hojas.
- De
nada joven Ben, estoy aquí para ayudarlo – salió de la habitación otra vez con
esa sonrisa aterradora.
Ben fue directo hacia el libro con las
hojas. Estas hojas encajaban a la perfección con la parte del libro donde
estaban arrancadas. Extendí mi mano hacia la parte inferior de la hoja que
estaba tratando de colocar Ben para comprobar que era parte del libro.
En el preciso momento que mi mano tomo la
hoja, otro resplandor salió de las partes donde se veía la ruptura, poco a poco
se fueron juntando las partes y el rastro de haber sido roto se borraron.
- Wow…
que sorprendente – dijo Ben.
- Si
muy sorprendente, pero mira ahora están saliendo las letras – era claro de uno
en uno comenzaron a salir palabras rápidamente.
- “Capítulo
II: Libro de la AVARICIA – GENEROSIDAD” – Ben leyó el titulo del segundo
capítulo – ¿tienes alguna idea de lo que signifique? – preguntó Ben
- Pues…
hasta lo que tengo entendido la avaricia es la codicia que tiene cada persona
por todo, toda persona tiene alguna avaricia aunque lo ignore. Y la generosidad
es la gracia de compartir o ayudar sin recibir nada a cambio, lo explicó la
profesora en clase.
- Que
listo, tienes suerte de ser mi amigo – bromeó Ben
- Bueno
vas a leer tu o mejor lo hago yo – ya me habían entrado las ganas por saber que
nos esperaba en ese capítulo.
- Mejor
lee tu, prefiero escuchar que leer – me paso el libro.
- Bueno…
“Capítulo II: Libro de la AVARICIA – GENEROSIDAD” – repetí – Una distorsión del
capítulo, las personas con avaricia las cuales la reprimen y creen que no la
tienen solo logran compensarlo con su generosidad. Nadie se escapa de la
avaricia por eso un simple indicio de nigromancia, a la invocación de un alma y
sacrificarla, tu avaricia será correspondida – lo demás que continuaba eran
palabras sin sentido y un pequeño dibujo, preferí dejar de leer.
- Sabes
qué demonios es una nigromancia – pregunto Ben.
- Ni
idea – respondí de inmediato
- Entonces
te gustaría conocer nuestras avaricias – era más una expresión que un pregunta.
- Suena
interesante, pero ahora hay que dibujar – dije para empezar de una vez – será
fácil el dibujo son los mismo que los anteriores pero combinados.
- Está
bien, empecemos
Ben saco una cartulina blanca, muy amplia
para hacer un dibujo grande, también saco dos plumones negros de su escritorio.
Me dio uno de los plumones y comenzamos a dibujar. No sé qué paso pero de
pronto Ben y yo podíamos dibujar perfectamente, no nos equivocábamos en los
trazos y todos estos estaban perfectos.
Con esta improvista capacidad para el
dibujo, terminamos de hacer el dibujo perfectamente igual y ampliado del que se
encontraba en el libro en poco tiempo.
- Según
el libro en cada punto de la estrella se debe poner una gota de sangre de la
persona que quiere saciar su avaricia.
- ¿Enserio?
– dijo Ben abriendo los ojos como plato.
- Si
– replique.
- Que
se va hacer, entonces yo iré primero – dijo con orgullo y saco una aguja un
poco gruesa.
- Creo
que tienes suerte por el que quiere saber su codicia solo tiene que poner un
poco de gotas de sangre en cinco puntos, todo lo contrario de lo que tiene que
hacer el que colabore, o sea yo, – Ben me quedo mirando dudoso – según dice
aquí el que colabore tendrá que marcar con su propia sangre, una especie de
flechas con dirección al centro en cada parte de la cruz – Ben quedo con gesto
pensativo.
- Estas
de malas – se carcajeo.
- ¡Demonios!
que se va hacer.
Ben ya había terminado de poner cada gota
de sangre en cada punto de la estrella, por suerte Ben contaba con una pequeña
navaja para poder hacerme una herida mucho más grande ya que era yo quien tenía
que poner más sangre, ya me sorprendía lo que Ben pueda tener en su habitación.
Tuve que hacerme dos cortes, ya que mis heridas no botaban tanta sangre.
Una vez completado al cien por ciento la
parte gráfica, Ben y yo estábamos revisando la especia de oración para que
funcione la nigromancia. No entendíamos nada de lo que estaba escrito, solo la
parte donde decía “decir el nombre de la persona interesada” y después de eso
“decir el nombre del acompañante” y por ultimo estaba la parte del alma
sacrificada, estaba escrito un nombre en esa parte “Andran”, nombre muy
extraño, pero ahí recién pude darme cuenta que las palabras en español estaban
escritas por alguien no eran las mismas letras del libro, eso me pareció muy
raro, con Ben decidimos decir otro nombre que no sea “Andran”.
- Empecemos
– dijo Ben, quien se había situado en el borde del dibujo justo frente de mí.
Ben
había y apagado las luces y en su lugar puso dos velas, frente a frente del
dibujo justo al lado de nosotros, él creía que eso lo haría más emocionante.
Fue cuando comenzamos a seguir las instrucciones del libro y empezamos a
relajarnos y respirar lentamente por unos minutos, cuando Ben comenzó a hablar.
- Desto
ronte fosque nerete Ben Fitsher ne igoha sagtario desna niko za Patrick Daecher
parsame ha retuno nanepa corne fecto parrafe ratam… – fue cuando Ben dejo de
hablar, comprendí que era el momento de decir el nombre del alma a sacrificar.
No queríamos sacrificar el alma de esa
persona, cuyo nombre estaba escrito en el libro, pero tampoco queríamos hacer
lo mismo con otras almas, en especial habiendo escuchado la última clase de
religión que dio la profesora Servi, en el cual decía que la muerte no era el
final de una persona, su alma siempre estaría ligada en el mundo de los vivos
protegiendo a sus seres queridos.
Ya no había más tiempo para pensar en un
nombre. En los bordes del círculo comenzaron a formarse una especie de fuego
azul, esperando el momento para devorar el sacrificio.
- Carlos
Fitsher – pronunció Ben titubeando, en medio de la presión de las llamas
azules.
Al terminar de pronunciarse la última
letra del nombre, las llamas alrededor del círculo comenzaron a avivarse aun
más, luego de eso una luz blanca comenzó a emerger del centro de la estrella,
una especie de persona traslucida comenzaba a salir de ahí. Se podía notar que
poco a poco esa forma traslucida se transformaba en una persona anciana, de
pronto de mi pecho empezó a salir una sombra, comenzó a formarse una cabeza y
poco a poco abría su gran boca, hasta que rápidamente y de un solo bocado
devoró el alma del sacrificio. Salió por completo de mi pecho, luego de devorarse
el alma fue directo hacia el pecho de Ben metiéndose lentamente.
Terminando ese espectáculo de esa extraña
sombra, las llamas azules comenzaron a desvanecerse y con ella las llamas de
las velas también, dejando el cuarto a oscuras. Ben se levanto para encender
las luces de la habitación, pero cuando las luces alumbraron el cuarto vimos
que la cartulina donde estaba el dibujo había quedado hecho cenizas.
- ¿Pero
qué fue lo que sucedió? – dijo Ben confuso.
- No
lo sé – le respondí alzando los hombros.
- Que
farsa no supe cual era mi verdadera avaricia, pero que fue todo lo demás no he
entendido. Mejor limpiamos estas cenizas antes de que alguien venga – se
apresuro Ben trayendo con él un tacho de basura – vamos rápido ayúdame también.
- Está
bien, está bien – me arrodille. Ben y yo comenzamos a tirar las cenizas al
tacho.
No nos tomo mucho tiempo terminar de
limpiar eso. Cuando terminamos de recoger las cenizas, comenzamos a dejar la
habitación de Ben tal y como estaba antes de que yo venga.
- Bueno
Patrick ya llego la hora – dijo Ben entusiasmado.
- ¿La
hora… de qué? – respondí confundido.
- No
te hagas el loco, es hora de irnos para el parque de diversiones – un poco mas
y lo gritaba.
- Parque
de diversiones… – repetí.
- Pues
claro, no te preocupes por nada, tú no vas a gastar nada. Josh nos va a llevar
y a traer y mi papá me dejo plata para poder jugar tranquilos, así que no te
preocupe. Ahora mejor bajemos Josh nos debe de estar esperando – no espero a
que le respondiera, me tomo de la mano y me jalo hacia la salida.
En un abrir y cerrar de ojos ya estábamos
en la entrada. No me percaté como baje las escaleras y tampoco quería hacerlo.
El señor Josh le hizo una señal llamando a Ben para avisarnos que todo estaba
listo para salir. Esta vez fuimos hacia el gran Toyota Prado negro a paso
lento, ya no había tanto apuro. Solo poco tiempo para saber que había en un
parque de diversiones y que de especial tenía.
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