jueves, 5 de abril de 2012

Una Máscara de Felicidad


Se iluminó el telón, una persona se encontraba en el fondo, casi no se le podía ver. Corrí hacia él para saber quién era, pero cuando me acerque apareció una sombra detrás de él. El telón se volvió negro, las sombras lo habían invado. Solo un resplandor llegó a sacarme de la oscuridad. Los rayos del sol caían directamente hacia mis ojos, desperté.
     Estaba un poco tarde para la escuela, rápidamente tome un baño y me cambié. Felizmente mamá se había quedado dormida, preparé el desayuno y desperté a mi mamá.
-       Pero como… por favor, Patrick, apúrate o llegaras tarde – dijo mamá que se encontraba algo alterada, debe de ser por estar tarde para ir al trabajo y tener que dejar limpia la casa antes de irse.
-       No te preocupes mamá ya estoy de salida, y será mejor que tu también o el que llegara tarde eres tú. Deja los platos en el fregadero yo los lavo y dejo limpia la casa apenas llegue del colegio – le di un beso en la mejilla para poder animar a mamá
-       Muchas gracias, Patrick. Ya anda corre al colegio, no vayas a llegar tarde.  Tengo que buscar unos papeles del trabajo y me voy – me dio un beso en la frente de despedida.
-       Está bien mamá, que tengas un buen día, chau – salí de la casa con una enorme sonrisa.
     Al parecer esa gran sonrisa que llevaba puesta en la cara, no era más que una máscara. Una que me puse para tapar mi preocupación. Habían pasado muchas cosas solo en un día: el malestar de mi nuevo amigo, Ben, el misterio del libro encontrado por mi amigo, las voces misteriosas que escucho en mi interior y lo que es peor aún, y lo que más me preocupa la masacre de anoche.
     Llegue al colegio y parecía que fuese mi primer día de clases, otra vez. Sin Ben el colegio no podía ser el mismo. Ben es el alma del salón, él es todo lo contario a mí. Hasta ahora no entiendo como llegó a ser mi amigo siendo los dos tan diferentes, aunque él se atrevió a hacer algo que nadie más hiso, él se atrevió a ser… mi mejor amigo.
     El salón de clases parecía un cementerio, en el cual solo habitaban los zombis, nadie decía nada y nadie hacia nada. Las horas parecían no pasar, tenía la mente tan ida que no podía escuchar lo que comentaba la profesora.
-       Bueno clase, pueden salir al recreo – dijo la profesora.
     Camine a paso lento hacia la puerta del salón con esa máscara que había decido llevar en el rostro.
-       Patrick…, Patrick…., Patrick – dijo la profesora alzando la voz en cada tiempo.
-       ¡Oh!, disculpe, dígame profesora ¿hay algún problema?- conteste con el mejor ánimo que pude.
-       Veras, Patrick, solo quería saber si pudiste visitar a Ben ayer.
-       Si profesora, gracias por la dirección, la verdad estoy un poco más cómodo al saber cómo esta Ben aunque… – se me apagó la voz en la última palabra.
-       Ya veo – suspiro – ¿se encuentra muy grave, verdad? – su rostro cambio a una gran preocupación.
-       Profesora, Ben se lesionó un brazo y una pierna, para ser más preciso fue el brazo derecho y la pierna izquierda. Según me comento Ben cayo de un árbol que estaba trepando. Bueno usted conoce mucho mejor a Ben – asintió – por lo poco que lo conozco es algo temerario, aunque diga que se encuentra bien me tiene un poco preocupado. El padre de Ben me dijo que estará en casa aproximadamente tres meses, para que pueda recuperarse por completo, pero por mi parte trataré de ir a visitarlo todos los días para que no se siente solo…
-       Haces bien Patrick realmente eres un buen amigo – me sonrió y camine hacia la puerta – por cierto, Patrick…
-       Dígame profesora – volteé
-       Por favor, no trates de ser alguien que no eres – quede perplejo y me volvió a sonreír – Mejor te apuras y disfrutas lo que queda del recreo, discúlpame por quitarte tu tiempo.
     Salí hacia al patio con la máscara que me forcé a llevar. Como de costumbre pase solo todo el recreo, aun con todo y esta máscara nadie se me acercaba. Solo quería que termine el día de clases para poder ir donde mi amigo y averiguar algunas cosas de ese libro.
     Por algún motivo, la profesora no había dejado tarea alguna, así que fue mucho más sencillo para mí poder organizar el resto que me quedaba del día, ya que le había hecho una promesa mi mamá.
     Llegue a mi casa y lo primero que hice fue ordenar todo lo que había quedado del desayuno y limpiarla. Almorcé, me alisté y salí director hacia la casa de mi amigo Ben.
     Ya no podía perderme, aprendí perfectamente la dirección a la casa de mi amigo. Andaba a paso lento, ya no tenía tanto apuro para llegar a la casa de Ben. Trataba de despejar la mente, sacar las imágenes de ese  libro, era muy interesante saber que contenido tendría ese libro, pero no sabemos lo problemas que pueda traernos a Ben y a mí.
     Toque la puerta y esta vez la señora Donson no se tardo mucho en responder, me miro fríamente y abrió la puerta por completo.
-       Bueno joven, ¿va a entrar? – dijo la señora Donson
-       Muchas gracias – respondí para que no crea que era un maleducado, cosa que le faltaba un poco a la señora Donson.
-       El joven Ben lo espera en habitación, creo que usted es muy listo para conocer ya el camino – continuo hablando crudamente la señora Donson.
-       Está bien, señora Donson, gracias – salí disparado hasta la habitación de Ben.
     No sabía porque la señora Donson estaba actuando de esa forma, puede que le haya molestado que visite a Ben ayer, aun cuando él no quería ver a nadie, pero su padre ya me había invitado a pasar no había hecho nada malo. Aunque la señora Donson no me da muy buena espina.
     Desde mi primer choque de mirada con la señora Donson, no me parecía una señora en la cual podría depositar toda mi confianza, podría parecer una anciana con la cara toda arruga de baja estatura, pero no todo lo que es por fuera es igual por dentro.
     Recién hoy pude percatarme que la señora Donson tenía una especie de verruga en la mano derecha, era muy resaltante, como no pude haberme percatado de eso ayer, puede que haya sido por la preocupación que tenia ante mi amigo y por eso no me haya percatado, pero me sorprende de que teniendo dinero la familia de Ben no curara a la señora Donson.
     Ya estaba cerca de la gran puerta de color azul marino, no había rastro del señor Fitsher en la gran casa, así que Ben y yo podríamos charlar tranquilos sobre el libro encontrado por mi amigo. Llegue y toque dos veces la puerta.
-       Pasa, Patrick, está abierto – escuche la voz de mi amigo
-       Hola Ben, ¿cómo estas hoy? – pregunte.
-       Pues igual que ayer aburrido de estar metido en mi casa y sin nada que hacer.
-       Cómo puedes estar aburrido si tienes muchas consolas de videojuegos.
-       Puede que tenga tantas cosas para distraerme, pero de qué sirve tener tantas cosas si solo son para ti y no puedes compartirlas con alguien más, es algo parecido como vivir solo, debes de saber eso muy bien tu más que nadie, ¿verdad, Patrick? – comenzó a estudiar mis gestos.
     Quede algo sumido en un pensamiento, Ben acertó en una parte de su ejemplo, yo conocía de la soledad, pero cómo lo sabía o simplemente lo habrá atinado. Una fuerte carcajada me saco del trance.
-       Jajaja…. Patrick, te has vuelvo mas blanco de lo que eres, ya casi pareces un fantasma – continuó carcajeándose.
-       Disculpa – fue lo único que pude decir
-       No tienes de que disculparte. Bueno ya no puedo esperar más – comenzó a sonreír.
     Tenía razón, mucha conversación nos había quitado un poco de tiempo de nuestro objetivo principal. Conocer algo del misterio del libro.
-       ¿Y la señora Donson? – pregunté
-       No te preocupes por ella, hoy le toca regar el jardín y por si no lo has notado es un jardín muy grande, y no creo que deje de hacer eso regar el jardín para ella es casi ya una obsesión – hizo un mohín y continuó – Siempre que la veía regar, ella me decía: “Es bueno alimentar la vida para que luego ella te alimente”, no entendía muy bien a lo que se refería, así que solo supuse que se tratase de comida – comenzó a reír.
-       Puede que sea lógico, riegas bien los vegetales y en luego al momento de comerlos son ricos – acompañé a Ben con las carcajadas.
     En medio de tanta carcajada, Ben se puso serio, lo que me sorprendió un poco, abrió el cajón de su cómoda, ubicada al lado de su cama y dentro de un polo color negro saco el libro.
-       Lo mismo de las vez pasada – frunció el ceño – trate de leerlo ayer al rato que te fuiste, pero ya todo el contenido había desaparecido.
-       Ahora vamos a poder saber qué es lo que tiene el libro – sonreí para darle ánimos a Ben.
-       Pues si tienes razón, ven acércate pon tu mano sobre el libro – me acerque hacia donde estaba Ben con el libro, puse mi mano sobre el libro pero… – nada, tampoco pasa nada si solo tu pones tu mano.
     Mi mano continuaba sobre el libro, al poco tiempo Ben puso también su mano. Nuevamente comenzó a salir un destello del libro, pero ahora era una más leve, no resplandina tanto como ayer.
     El libro dejo de brillar y en el centro de la tapa apareció una espacie de ojo, en mi  mano derecha el mismo ojo había aparecido, al igual que en la mano izquierda de Ben.
     Una especie de correa transparente que rodeaba al libro se abrió, impaciente Ben abrió el libro para ver el final de este, pero aun seguía en blanco.
-       ¿Pero qué? No ha cambiado en nada – se sorprendió Ben
-       ¿Por qué no fijas primero en la parte de adelante? – le pregunte a Ben, quien hizo un mohín.
-       Está bien, Patrick, pero es muy aburrido ver un libro desde sus inicios – abrió la pasta inicial del libro y… – nada tampoco hay nada.
     Una fuerte briza de viento hizo que las hojas del libro avanzaran y quedara en una página donde resaltaba el titulo “RECONSTRUCCIÓN”…

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