Se
iluminó el telón, una persona se encontraba en el fondo, casi no se le podía
ver. Corrí hacia él para saber quién era, pero cuando me acerque apareció una
sombra detrás de él. El telón se volvió negro, las sombras lo habían invado. Solo
un resplandor llegó a sacarme de la oscuridad. Los rayos del sol caían
directamente hacia mis ojos, desperté.
Estaba un poco tarde para la escuela,
rápidamente tome un baño y me cambié. Felizmente mamá se había quedado dormida,
preparé el desayuno y desperté a mi mamá.
- Pero
como… por favor, Patrick, apúrate o llegaras tarde – dijo mamá que se
encontraba algo alterada, debe de ser por estar tarde para ir al trabajo y
tener que dejar limpia la casa antes de irse.
- No
te preocupes mamá ya estoy de salida, y será mejor que tu también o el que
llegara tarde eres tú. Deja los platos en el fregadero yo los lavo y dejo
limpia la casa apenas llegue del colegio – le di un beso en la mejilla para
poder animar a mamá
- Muchas
gracias, Patrick. Ya anda corre al colegio, no vayas a llegar tarde. Tengo que buscar unos papeles del trabajo y
me voy – me dio un beso en la frente de despedida.
- Está
bien mamá, que tengas un buen día, chau – salí de la casa con una enorme
sonrisa.
Al parecer esa gran sonrisa que llevaba
puesta en la cara, no era más que una máscara. Una que me puse para tapar mi
preocupación. Habían pasado muchas cosas solo en un día: el malestar de mi
nuevo amigo, Ben, el misterio del libro encontrado por mi amigo, las voces
misteriosas que escucho en mi interior y lo que es peor aún, y lo que más me
preocupa la masacre de anoche.
Llegue al colegio y parecía que fuese mi
primer día de clases, otra vez. Sin Ben el colegio no podía ser el mismo. Ben
es el alma del salón, él es todo lo contario a mí. Hasta ahora no entiendo como
llegó a ser mi amigo siendo los dos tan diferentes, aunque él se atrevió a
hacer algo que nadie más hiso, él se atrevió a ser… mi mejor amigo.
El salón de clases parecía un cementerio,
en el cual solo habitaban los zombis, nadie decía nada y nadie hacia nada. Las
horas parecían no pasar, tenía la mente tan ida que no podía escuchar lo que
comentaba la profesora.
- Bueno
clase, pueden salir al recreo – dijo la profesora.
Camine a paso lento hacia la puerta del
salón con esa máscara que había decido llevar en el rostro.
- Patrick…,
Patrick…., Patrick – dijo la profesora alzando la voz en cada tiempo.
- ¡Oh!,
disculpe, dígame profesora ¿hay algún problema?- conteste con el mejor ánimo
que pude.
- Veras,
Patrick, solo quería saber si pudiste visitar a Ben ayer.
- Si
profesora, gracias por la dirección, la verdad estoy un poco más cómodo al
saber cómo esta Ben aunque… – se me apagó la voz en la última palabra.
- Ya
veo – suspiro – ¿se encuentra muy grave, verdad? – su rostro cambio a una gran
preocupación.
- Profesora,
Ben se lesionó un brazo y una pierna, para ser más preciso fue el brazo derecho
y la pierna izquierda. Según me comento Ben cayo de un árbol que estaba trepando.
Bueno usted conoce mucho mejor a Ben – asintió – por lo poco que lo conozco es
algo temerario, aunque diga que se encuentra bien me tiene un poco preocupado. El
padre de Ben me dijo que estará en casa aproximadamente tres meses, para que
pueda recuperarse por completo, pero por mi parte trataré de ir a visitarlo
todos los días para que no se siente solo…
- Haces
bien Patrick realmente eres un buen amigo – me sonrió y camine hacia la puerta –
por cierto, Patrick…
- Dígame
profesora – volteé
- Por
favor, no trates de ser alguien que no eres – quede perplejo y me volvió a
sonreír – Mejor te apuras y disfrutas lo que queda del recreo, discúlpame por
quitarte tu tiempo.
Salí hacia al patio con la máscara que me
forcé a llevar. Como de costumbre pase solo todo el recreo, aun con todo y esta
máscara nadie se me acercaba. Solo quería que termine el día de clases para
poder ir donde mi amigo y averiguar algunas cosas de ese libro.
Por algún motivo, la profesora no había
dejado tarea alguna, así que fue mucho más sencillo para mí poder organizar el
resto que me quedaba del día, ya que le había hecho una promesa mi mamá.
Llegue a mi casa y lo primero que hice fue
ordenar todo lo que había quedado del desayuno y limpiarla. Almorcé, me alisté
y salí director hacia la casa de mi amigo Ben.
Ya no podía perderme, aprendí
perfectamente la dirección a la casa de mi amigo. Andaba a paso lento, ya no
tenía tanto apuro para llegar a la casa de Ben. Trataba de despejar la mente, sacar
las imágenes de ese libro, era muy
interesante saber que contenido tendría ese libro, pero no sabemos lo problemas
que pueda traernos a Ben y a mí.
Toque la puerta y esta vez la señora Donson
no se tardo mucho en responder, me miro fríamente y abrió la puerta por
completo.
- Bueno
joven, ¿va a entrar? – dijo la señora Donson
- Muchas
gracias – respondí para que no crea que era un maleducado, cosa que le faltaba
un poco a la señora Donson.
- El
joven Ben lo espera en habitación, creo que usted es muy listo para conocer ya
el camino – continuo hablando crudamente la señora Donson.
- Está
bien, señora Donson, gracias – salí disparado hasta la habitación de Ben.
No sabía porque la señora Donson estaba
actuando de esa forma, puede que le haya molestado que visite a Ben ayer, aun
cuando él no quería ver a nadie, pero su padre ya me había invitado a pasar no
había hecho nada malo. Aunque la señora Donson no me da muy buena espina.
Desde mi primer choque de mirada con la
señora Donson, no me parecía una señora en la cual podría depositar toda mi
confianza, podría parecer una anciana con la cara toda arruga de baja estatura,
pero no todo lo que es por fuera es igual por dentro.
Recién hoy pude percatarme que la señora
Donson tenía una especie de verruga en la mano derecha, era muy resaltante,
como no pude haberme percatado de eso ayer, puede que haya sido por la
preocupación que tenia ante mi amigo y por eso no me haya percatado, pero me
sorprende de que teniendo dinero la familia de Ben no curara a la señora
Donson.
Ya estaba cerca de la gran puerta de color
azul marino, no había rastro del señor Fitsher en la gran casa, así que Ben y
yo podríamos charlar tranquilos sobre el libro encontrado por mi amigo. Llegue
y toque dos veces la puerta.
- Pasa,
Patrick, está abierto – escuche la voz de mi amigo
- Hola
Ben, ¿cómo estas hoy? – pregunte.
- Pues
igual que ayer aburrido de estar metido en mi casa y sin nada que hacer.
- Cómo
puedes estar aburrido si tienes muchas consolas de videojuegos.
- Puede
que tenga tantas cosas para distraerme, pero de qué sirve tener tantas cosas si
solo son para ti y no puedes compartirlas con alguien más, es algo parecido
como vivir solo, debes de saber eso muy bien tu más que nadie, ¿verdad,
Patrick? – comenzó a estudiar mis gestos.
Quede algo sumido en un pensamiento, Ben
acertó en una parte de su ejemplo, yo conocía de la soledad, pero cómo lo sabía
o simplemente lo habrá atinado. Una fuerte carcajada me saco del trance.
- Jajaja….
Patrick, te has vuelvo mas blanco de lo que eres, ya casi pareces un fantasma –
continuó carcajeándose.
- Disculpa
– fue lo único que pude decir
- No
tienes de que disculparte. Bueno ya no puedo esperar más – comenzó a sonreír.
Tenía razón, mucha conversación nos había
quitado un poco de tiempo de nuestro objetivo principal. Conocer algo del
misterio del libro.
- ¿Y
la señora Donson? – pregunté
- No
te preocupes por ella, hoy le toca regar el jardín y por si no lo has notado es
un jardín muy grande, y no creo que deje de hacer eso regar el jardín para ella
es casi ya una obsesión – hizo un mohín y continuó – Siempre que la veía regar,
ella me decía: “Es bueno alimentar la vida para que luego ella te alimente”, no
entendía muy bien a lo que se refería, así que solo supuse que se tratase de
comida – comenzó a reír.
- Puede
que sea lógico, riegas bien los vegetales y en luego al momento de comerlos son
ricos – acompañé a Ben con las carcajadas.
En medio de tanta carcajada, Ben se puso
serio, lo que me sorprendió un poco, abrió el cajón de su cómoda, ubicada al
lado de su cama y dentro de un polo color negro saco el libro.
- Lo
mismo de las vez pasada – frunció el ceño – trate de leerlo ayer al rato que te
fuiste, pero ya todo el contenido había desaparecido.
- Ahora
vamos a poder saber qué es lo que tiene el libro – sonreí para darle ánimos a
Ben.
- Pues
si tienes razón, ven acércate pon tu mano sobre el libro – me acerque hacia
donde estaba Ben con el libro, puse mi mano sobre el libro pero… – nada,
tampoco pasa nada si solo tu pones tu mano.
Mi mano continuaba sobre el libro, al poco
tiempo Ben puso también su mano. Nuevamente comenzó a salir un destello del
libro, pero ahora era una más leve, no resplandina tanto como ayer.
El libro dejo de brillar y en el centro de
la tapa apareció una espacie de ojo, en mi
mano derecha el mismo ojo había aparecido, al igual que en la mano
izquierda de Ben.
Una especie de correa transparente que rodeaba
al libro se abrió, impaciente Ben abrió el libro para ver el final de este,
pero aun seguía en blanco.
- ¿Pero
qué? No ha cambiado en nada – se sorprendió Ben
- ¿Por
qué no fijas primero en la parte de adelante? – le pregunte a Ben, quien hizo
un mohín.
- Está
bien, Patrick, pero es muy aburrido ver un libro desde sus inicios – abrió la
pasta inicial del libro y… – nada tampoco hay nada.
Una fuerte
briza de viento hizo que las hojas del libro avanzaran y quedara en una página
donde resaltaba el titulo “RECONSTRUCCIÓN”…
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