jueves, 21 de junio de 2012

Los 3 Meses de Ben


-       Mi papá me dijo que podía ir al parque de diversiones, ya que me encontraba mejor y que podía llevar un amigo, y ese amigo eres tú
-       Pero no creo que mi mamá me dije ir – puse una escusa
-       Me asegure de eso, por eso ayer llame a tu mamá y le pregunte si podías ir y que no te dijera nada – puso un rostro sarcástico, como si tenía pensado lo que yo iba hacer – no tienes otra escusa por la cual no ir.
     Demonios, dije hacia mis adentros. Ya no tenía otra escusa por la cual no ir, ahora podía entender porque mamá dijo que hoy iba a ser un gran día, pero no estaba seguro si fuese una buena idea. Que sucedería si volviera a perder el control y me volviera en ese asesino sangriento y descabellado. Tenía miedo.
-       Pero voy a tener que terminar las tareas primero antes de salir no sé si termine a tiempo – me salió rápido otra escusa.
-       No seas tonto Patrick, hoy es viernes – y quedó en dos a cero, Ben ganó
-       Está bien Ben, iré – dije en voz baja, al mismo tiempo que Ben sonreía victorioso.
-       Pero porque tan deprimido, deberías de estar feliz de ir a un parque de diversiones, o ¿es que nunca has ido a alguno? – preguntó curioso.
-       Pues… la verdad no, ¿cómo es? – me encogí de hombros sonriendo.
-       No te preocupes por eso veras que te va a gustar.
-       Buenos días alumnos, discúlpenme por la demora, tuve un pequeño inconveniente – se disculpo al tiempo que entraba al salón la profesora Servi – pero que bien Ben ha vuelto a clases, espero te encuentres mucho mejor.
-       Claro profesora me siento como nuevo – dijo alardeando mi amigo Ben
-       Qué buena noticia, ahora todos tomen asiente por favor, vamos a dar inicio a la clase – saco el libro de matemáticas básicas de su maletín y comenzó a escribir en la pizarra – todos por favor saquen sus libros de matemáticas.
-       Oye verdad Ben, nunca me contaste que fue lo que paso para que tardaras tanto en volver al colegio – comente susurrando
-       Shh… acaba de comenzar la clase, si van hablar que sea sobre el tema de la clase, ahora hagan los ejercicios de la página 10 – comento sin voltear la profesora.
-       Te cuento en el recreo – susurró Ben de una forma tan débil que casi ni logré entenderlo, en ese momento me di cuenta que ni para susurrar sirvo.
-       Está bien – trate de volver a susurrar
-       Alumnos que les acabo de decir – advirtió nuevamente la profesora.
-       Disculpe profesora, solo le estaba diciendo que está bien el problema que acaba de hacer… jeje – mal chiste, todos me quedaron viendo y Ben me ignoró e hizo como si no me conociera.
     Siempre que necesitaba saber algo, sentía que el tiempo pasaba de lo más lento, el salón estaba todo silencioso, parecía un cementerio, de vez en cuando alguien hablaba pero solo para decir la respuesta al problema. Ben me sorprendió al haber terminado un problema que a mi parecer era muy difícil. “no solo se recupero de cuerpo, al parecer también en mente” me comente a mí mismo, solté una carcajada y nuevamente todos me quedaron viendo ya casi parecía costumbre, aunque no podía soportar ponerme como un tomate.
     Tic toc, tic toc era lo único que escuchaba, ya no quería pensar en nada ni decir nada, aun continuaba sonrojado por los malos chistes, por la especie de locura y por las miradas intimidantes de todos mis compañeros hacia mí. Solo quería que tocase el timbre del recreo y nada más. La profesora Servi, se encontraba terminando de dictar la clase de ciencias, una clase muy aburrida para mi gusto, y eso hacia la espera aun más larga.
     ¡Rinnnnng….! El sonido que estaba esperando desde hace mucho, por fin la clase de ciencias había terminado y también era el tiempo que Ben me cuente que fue lo que había sucedido para que él tardara tanto en volver al colegio.
     Fui junto con Ben a un lado en la esquina cerca a la escalera, donde no hubiera muchas personas que molestaran la historia que estaba a punto de ser relatada por Ben.
-       Bueno ahora si dime qué fue lo que sucedió – dije impaciente
-       Tranquilo Patrick, – tomó aire – Bueno… luego de que te fuiste a la media hora casi se me ocurrió una siniestra idea, que no viene al caso contarte cual era la idea ya que por el relato sabrás que fue, – presumió – comencé a quejarme de dolor, no tardo mucho en llegar la señora Donson para saber cuál era el problema y al ver que ella no podía solucionarlo llamo a mi papá para que me lleve mejor al médico.
     >> Me pareció sorprendente tal actuación, creo que debo dedicarme a eso, – sonrió – pero bueno como seguía diciendo llegamos a la clínica y entramos por emergencias, el doctor Hounds me había hecho un par de exámenes entre ellos una radiografía en mi brazo y pierna enyesados, pero como yo ya estaba bien, tomé provecho de la distracción del doctor para cambiar las radiografías por otras y así me dé más tiempo para poder relajarme.
     >> Quería más tiempo para mí, relajarme, jugar video juegos, no hacer nada y sentirme como rey. A parte que estaba aburrido de las clases. Por suerte nadie se dio cuenta del cambio de radiografías, solo lamentaba la suerte que tubo la persona que se encontraba en el mismo cuarto, de quién era en verdad las placas – hice un gesto de lamento – es broma menso, jajaja te la has creido.
     >>Pero bueno así pasaron los meses, y el día de ayer fingí que me caí de la cama, como siempre la señora Donson fue la primera en percatarse y llamo a papá, volvimos al hospital y el doctor saco nuevamente otras radiografías, en ese instante tomé el celular de mi papá para llamar a tu mamá y decirle que mañana, o sea hoy, te de permiso para ir al parque de diversiones, ¿muy listo, no? – asentí – ya sabía que papá iba a darme algo bueno por mi rehabilitación, y bueno ya sabrás lo que le pedí, pero esta fue la conversación que tuvimos:
-       Al parecer todo está bien contigo, joven – me dijo el doctor.
-       Bueno Ben para tu suerte te van a poder quitar el yeso justo ahora – mi papá me había frotado la cabeza despeinándome.
-       Está bien papá, eso quiere decir que mañana podré regresar al colegio – quería que me diera una respuesta rápida sino para ir a tu casa y darte la noticia de ir al parque de diversiones en ese preciso momento.
-       Depende de lo que diga el doctor Hounds – fijo su mirada hacia el doctor.
-       Pues vamos a proceder a retirar el yeso y ver que tal reacciona el joven, si todo está bien no veo el problema por el cual no pueda ir al colegio…
     >> Comenzó a retirar primero el yeso de mi pierna y luego el de mi brazo, después de eso examino que tan bien podía mover el brazo y si sentía algún dolor al hacerlos, claro después hizo lo mismo con mi pierna, al parecer hiciste un buen trabajo Patrick, – sonrió todo presumiendo –  por ultimo dijo que no había problemas para ir al colegio mañana, o sea hoy, y papá me dijo si quería algo especial por la recuperación, en cierta forma milagrosa porque apenas me quitaron los yesos no tenía ni un dolor y podía mover mis dedos sin ningún problema, algo que también sorprendió al doctor, y pues le dije que quería ir al parque de diversiones y me dijo por supuesto que podía ir, no tuve que insistirle para ir con algún amigo, ya que el mismo me ofreció que podía ir con un amigo, y ese fue la gran idea que se me había ocurrido… jejeje – comenzamos a reír.
-       Algunas veces me sorprendes y me asustas – comente algo intrigado.
-       Jaja… Tengo mis momentos – me tiro un leve golpe cerca al hombro – bueno ya va a terminar el recreo mejor voy a comprarme algo de comer.
-       Bueno yo ya voy ir al salón tratare de avanzar con algunas tareas.
-       Mejor, vas a mi casa temprano – se puso serio – también tenemos que ver un capítulo del libro antes salir al parque de diversiones, ahora que ya estoy mejor creo que puedo hacer mejores cosas.
-       Estaré lo más temprano posible
-       Ok, yo me voy a ir apenas suene la campana de salida – frunció el ceño – papá no quiere que vaya solo a casa así mandará a recogerme, si quieres también te llevo a tu casa.
-       Gracias – me entusiasme.
-       Tengo hambre hablamos después
     Ben salió disparado hacia el kiosco del colegio, ya faltaban pocos minutos para que el recreo termine. Yo fui al salón a tratar de avanzar con un poco de las tareas y tener tiempo libre, aunque la verdad no sabía para que si igual no tenía nada más que hacer.
     De costumbre Ben volvió al salón luego del segundo sonido de la campana, esta vez la profesora Servi no le perdonó llegar tarde y lo dejo castigado en el rincón, solo fue por una hora pero aun así fue una vergonzosa actuación. Ahora cuando quería que el tiempo pasara lento, en un abrir y cerrar de ojos la campana de salía había sonado…

jueves, 14 de junio de 2012

Los 3 Meses de Soledad


Cada día me abrumaba más, sentía que era invisible. Nadie me hablaba, nadie se percataba de mí, nadie me miraba. Cada día me encontraba más impaciente de por fin volver a ver a mi mejor amigo, Ben. No era lo mismo sin mi amigo, con él reía, me entretenía, él me tomaba en cuenta, fue la primera persona quién me hablo, y es con quien tratábamos de resolver todos los misterios del libro que encontró.
     Ahora que recuerdo, estos meses trate de ayudar a quienes podía con problemas de rupturas y daños de algún material. Aún me sentía demasiado mal por lo que había pasado, los asesinatos y demás, sabía que con una simple “ayuda social” no era suficiente para poder calmarme o poder librarme del pecado, aunque no haya sido mi intención. Aún no se como todo esto pasaba, en especial a mí, pero solo me quedaba hacer lo que ya he estado haciendo desde que tengo memoria sobrellevarlo y sentirme una persona común y corriente. Todo lo que había sucedido estas últimas fechas luego del terremoto era extraño.
     Hasta ahora lo que sabía era que había alguien cuidando de mí, y ese alguien era un ángel, pero entonces que o quien es lo que me hace hacer cosas malas. Le tenía un poco de envidia a Ben, él tenía a su padre y bueno tenía a la señora Donson, que para según él lo trataba como si fuese su hijo, mientras que yo solo tenía a mi mamá y bueno de mi papá tenía vagos recuerdos. Tenía en la mente la cruda realidad que sea como sea yo debía aceptar: “mi padre nos abandonó a mamá y a mí”
     Me preguntaba si Ben sentía envidia de algo o alguien, ya que él literalmente lo tiene todo. Generalmente mi amigo era una persona muy optimista, no importa cual fuese el problema el siempre trata de hacerlo sin rendirse, algo me decía que en todo este tiempo él ha estado tratando de destruir o reconstruir algo tal y como decía en el libro, debe ser por eso la razón que me dijo que ya no vuelva a visitarlo. Últimamente Ben había perdido algo de su carisma, si no mal recuerdo fue luego de la charla que tuvo con su papá, ese incomodo día donde el señor Fitsher nos encontró tratando de descifrar el libro, puede que esa sea otra razón por la que Ben me pidió no visitarlo. Pero bueno era tiempo de dejar de pensar y recordar, debía irme a dormir para otro aburrido y solitario día de escuela.
     Ya en la mañana, me bañe y cambie para luego desayunar e ir listo al colegio, quise ganarle a mamá pero apenas termine de ponerme mi uniforme del colegio mamá ya estaba llamándome para desayunar.
     Como toda mañana el desayuno y camino al colegio era lo más tranquilo. Llegué al colegio, como siempre temprano. Era una persona muy puntual, no me gustaba llegar tarde así fuese por un minuto ya que era posible que tropezará con alguien, ó como paso justamente en este preciso momento golpearme con la puerta por entrar a unos segundos antes que toque el timbre como le sucedió en ese momento a Ben.
-       ¿¡Ben!? – me levante del asiento
-       Sano y salvo, y tarde como siempre – se carcajeó.
-       Me tendrás que contar que fue lo que pasó… ¿por qué tardaste tanto en volver? – comente confuso
-       Si si pero más tarde, por ahora lo que voy a decir es algo mucho mejor – sonrió aun mas – te espero en mi casa a las 6 de la tarde, nos vamos al parque de diversiones.
-       ¿¡Queeé…!? – fue lo único que dije

jueves, 7 de junio de 2012

El Ángel


Respire hondo, trate de relajarme y arreglarme un poco para que mi mamá no se preocupase e hiciera preguntas de lo que me había sucedido, cosa que no quería hacer, así que entre relajado a mi casa y mamá estaba alistando la mesa para la cena, me pareció extraño que este tranquila y que este alistando la mesa antes que yo hubiese llegado, pero bueno me salve de una. Antes de saludar me fui al baño a lavar las manos y la cara, ya que aun mamá no había visto completamente en qué estado me encontraba.
-       Ya volví mamá – fui hacia ella y le di un respectivo beso en la mejilla.
-       Está bien, anda siéntate que ya va a estar lista la cena
     Mamá se lucia en la cocina, todo lo que cocina tenía un olor y sabor excepcional, algo que podía animar a cualquiera con solo probarlo. Ya podía sentir el olor de la comida y mi barriga comenzaba a rugir, mamá comenzó a acercarse con la cena en mano.
-       Aquí está la comida – sonrió.
-       Gracias por la comida.
     Comencé con un enorme bocado, por tal motivo casi llego a atorarme, en estos momentos no quería prender la televisión para ver las noticias, en espacial porque la gran noticia era lo que yo, el asesino, había hecho.
-       ¿Terminaste todas tus tareas? – preguntó mamá.
-       Si, termine todas apenas llegue a casa
-       Qué bueno, tal parece que tu nueva amistad te hace ser más responsable eso es estupendo, mañana tendrás un gran día – sonrió.
-       ¿Por qué crees eso?
-       Son instintos maternales – volvió a sonreír – ¿y te paso algo interesante hoy día?
-       Nada en especial – trate de estar relajado frente a mi mamá para que no se diera cuenta de mi pánico – ahora no quiero hablar, estoy muy cansando Ben me prestó algunos de sus juguetes y me divertí mucho, por ahora ya quiero ir a dormir para mañana ir al colegio – le mentí por primera vez a mamá.
-       Muy bien jovencito, pero no sin antes cepillarse los dientes.
-       No hay problema.
     Ya en mi habitación con la pijama puesta, estaba en mi escritorio, el cual tenía un gran espejo en el centro, me puse a alistar mis cosas para las clases de mañana. Me preguntaba quien habría sido la persona que me había ayudado a llegar a casa sano y salvo luego de haber hecho toda esa descabellada catástrofe. No se me ocurría nadie, me paso por la cabeza que pudo haber sido Ben, pero era imposible en ese momento Ben estaba tirado en su cama con el yeso puesto en su brazo y pierna, y no tenía algún otro amigo que me ayudase en mis problemas. Al tener la mente tan distraída, al momento de poner mis libros dentro de la mochila se cayeron todos al suelo.
-       Maldición – renegué - ¿Quién habrá sido el que me ayudo? – comente balbuceando.
-       Yo… – se escucho un voz tan fina y delicada que parecía el coro de los ángeles – yo fui – sonrió.
     Quede estupefacto, no estaba nadie más en mi casa, aparte de mi mamá, y es voz no me sonaba familiar. Ya no quería mas “sorpresas”, para un día creo que ya eran suficientes. Me levante y volteé a todos lados de la habitación para ver quién era, pero no pude ver nada hasta que clave mi mirada hacia el espejo, que se encontraba en mi escritorio, delante mío.
     Era resaltante, ya había visto a esta persona antes, precisamente fue la misma persona quien me ayudo a llegar a casa, pero estaba tal y como lo vi de negro parecía una sombra y no se le podía ver el rostro, tenia puesta una capucha que le tapaba casi todo el rostro, solo llegaba a ver parte de la nariz y sus labios.
-       ¿Quién eres? – dije con firmeza.
-       ¿No me recuerdas? Dije que te trataría de protegerte – sonrió.
-       No sé quién eres, no te recuerdo – comente tratando de recordar
-       ¿Recuerdas… el día del terremoto? – amplio su sonrisa de mejilla a mejilla.
     Imágenes e imágenes rodearon por mi cabeza hasta el momento que sucedió el problema del terremoto. Ya recordaba él era el de la voz amigable, él que me ayudo en el hospital, pero como podría tener esa imagen tan misteriosa.
-       Ya sé quién eres, pero no qué eres y porqué me ayudas – no sorprendió no titubear en alguna palabra.
-       Uhm… ¿que porque te ayudo?, simple porque quiero hacerlo – respondió tranquilamente.
-       Y entonces… ¿Qué eres? – dije serio.
-       Soy un ángel – Sonrío y comenzó a alzar sus manos hacia su capucha, para luego dejar notar su rostro totalmente fino y resaltante, sus ojos parecían dos perlas, sus cabellos rizados dorados, casi me ardía la vista con tan solo verlo – ya es hora de dormir – terminando su frase mis parpados comenzaron a cerrarse lentamente, estaba cayendo en un sueño – no te preocupes nos encontraremos pronto – camine hacia mi cama antes de caer al suelo por el sueño – hasta luego… – ya no podía escuchar lo que estaba diciendo solo pude ver sus labios moverse.

Luego de esto al día siguiente no paso nada anormal, todo estaba tranquilo y seguro, como debía de ser. En estos tiempos estaba recordando lo que era estar solo, ya que mi mejor amigo, Ben, me pidió que no volviera a visitarlo hasta que él de un nuevo aviso.
     En el colegio, parecía que había dejado de existir, todos dejaron de mirarme, me evitaban e incluso la profesora ya no me tomaba tanto interés como antes. En la casa, con mamá también había cambiado un poco, sentirme ignorado había hecho que me volviera poco comunicativo y la cena en casa era como estar en un funeral, ya que ahora ni la televisión quería ver.
     Comencé a sumergirme nuevamente a ese mundo donde solía vivir, a ese mundo que tanto me había hecho sufrir pero del que ahora me daba un poco de esperanza. Había regresado al mundo de la soledad… Y así transcurrieron los próximos tres meses…