jueves, 23 de febrero de 2012

Resplandor


El relato de Ben era algo, realmente, increíble. No le hubiera creido ni una sola palabra si no fuese por los rasguños que tenía y en especial por el brazo y la pierna enyesados.
-       Es algo difícil de creer – me miro sarcástico y trató de alzar el brazo enyesado – pero, sinceramente, te pasan cosas extrañas – “no tanto como a mí” pensé.
-       Si… eso sí, es un don – rió, pero al momento siguiente su rostro se torno serio – pero ahí no termina…
-       ¿Todavía hay más? – me sorprendió.
-       Si, con esto tus dudas desaparecerán y vas a creerme al cien por ciento – agacho la cabeza, y tomó aire – Cuando llegué a mi casa, abrí mi escritorio, para poder guardar mis libros, y cuando vi lo que había dentro – Ben trataba de sacar algo que estaba bajo su almohada – encontré esto.
     Ben había sacado un libro, muy antiguo, parecía que la tapa de este fuera de cuero. El cuero de la portada del libro, parecía estar muy dañado, ya que estaba lleno de arañones y algunas manchas rojas que parecían sangre. Ben abrió el libro pasando hojas tras hojas, pero estas estaban en blanco.
-       ¿E… es… es ese el libro que habías encontrado en el árbol? – pregunté algo nervioso.
-       Si, es el mismo, salvo que ahora si ya no tiene nada escrito ni mi nombre ni la imagen que te dije – Ben llegó hasta la última página, donde comento estaba una imagen aterrorizante, que ahora estaba en blanco – intenté recordar todo lo que me pasó en el día, como la otra vez, pero no sucedió nada.
     Ben se quedo pensando un momento, le seguí el juego, también me hice el pensativo, Ben quería averiguar qué era lo que activaba el libro, y también porque había aparecido su nombre.
-       ¿Qué te parece si coges el libro, Patrick?- me pregunto y me vio con una mirada de interés.
-       Pues… – lo dude un poco – no le veo nada de malo.
     Estiré el brazo para poder coger el libro. Ben no soltaba el libro y su mirada mostraba una curiosidad inmensa. En el momento que mis dedos tomaron la pasta del libro, este comenzó a brillar. El brillo fue tan intenso que nos forzó cerrar los ojos a mi amigo y a mí. En ese preciso instante la puerta sonó, la reacción de Ben fue inmediata, ya que guardó el libro en un instante.
-       Joven Ben, su milkshake y su torta – dijo la señora Donson entrando a la habitación.
-       Gracias señora Donson – le dijo Ben, al rato que ella dejaba la comida en la mesa de noche.
-       De nada Joven Ben – respondió con una gran sonrisa, algo espeluznante y salió de la habitación.
     Me fije en la hora, y ya se hacía tarde. Solo faltaban diez minutos para que mamá llegara a la casa, y si no me encontraba ahí se iba a poner como loca.
-       Ben, creo que ya es hora de irme, mamá no tarda en llegar y no quiero preocuparla.
-       No hay problema – dijo con amabilidad - ¿podrás venir mañana?
-       Si claro, nos vemos mañana – le hice un gesto para que pueda entender que también quería averiguar algo respecto al libro – a ver si me enseñas a jugar esos videos juegos.
-       Dale – Ben entendió el mensaje – Señora Donson puede acompañar a Patrick a la salida, por favor – al parecer estaba en lo cierto y ella estaba escuchando por la puerta.
-       Por supuesto, Joven Ben – contestó algo fastidiada, al parecer yo no era mucho de su agrado.
-       Nos vemos Ben.
-       Chau Patrick, cuídate.
     A penas salí de la casa de Ben, comencé a correr y correr en dirección a mi casa, no podía calcular con exactitud las horas que pasé en la casa de Ben, pero el sol ya había desaparecido y le había dado paso a la luna, una luna muy brillosa en esta noche oscura. En esta noche, había una hermosa luna llena.
     Comencé a tomar paso ligero. Me había quedado concentrado en la luna, no podía dejar de verla.
-       ¡CUIDADO…! – escuché gritar a una señora, quien me saco del trance. Volteé la mirada, estaba en medio de la pista y un gran resplandor venia hacia mí. No pude moverme, mi cuerpo no respondía mis órdenes, hasta que mi mente callo y todo se terno OSCURIDAD

jueves, 16 de febrero de 2012

El Gran Árbol


-       ¿Y…? comencé a formular mi pregunta ¿ahora vas a decirme lo que te sucedió?
     Ben bacilo un poco al parecer, se tomaba tiempo para formular bien su respuesta, de repente quería omitir algunas cosas, pero yo solo quería saber lo que le sucedió y hasta cuánto tiempo va a estar en ese estado, así que iba a tratar de no hacerle muchas preguntas.
-       Está bien, Patrick, relájate te contaré – dudo un momento, su silencio fue algo largo, hasta que suspiro y dijo – Así empieza:
“Desperté a penas mi reloj marcó la medianoche, no podía volver a pegar los ojos. Sentía que algo o alguien me estaba llamando, podía escuchar mi nombre en las brisas del viento. Por mi ventana, vi el gran árbol del parque, te habrás fijado en el al momento de venir es el que está en el centro y el más grande. Bueno, este árbol estaba brillando, las hojas de este resaltaban el brillo. Otra brisa del viento me hipnotizo e hizo que mi curiosidad crezca.
     Quería saber que era lo que estaba pasando, la curiosidad ya me había dominado. Salí de mi casa, en pijamas, con dirección hacia el parque. Por suerte mi padre ya estaba durmiendo, y bueno la señora Donson no pudo verme ya que ese mismo día había por una extraña razón sus lentes habían desaparecido Ben soltó una risotada Como decía, llegué hasta el gran árbol, el que estaba brillando. Recorrí la vista a todas las direcciones del árbol, hasta que vi en la parte del tallo, donde todas las ramas se juntaban, una pequeña abertura, de esta salían unas luces extrañas que ocasionaban que el gran árbol brillara.
     Usé mis habilidades para escalar y subí a la cima, donde todos los troncos chocaban. La abertura en el tronco era lo suficientemente espaciosa para que yo pueda entrar, así que no lo pensé dos veces para hacerlo. Entré, estaba a la vista la razón de estas extrañas lucias. Un libro, al parecer muy antiguo, provocaba este suceso.  Por el grosor de este pensé que solo era un libro aburrido con muchas páginas como otros, pero al momento de abrirlo el resplandor había desaparecido y no había nada escrito en este extraño libro.
     Creía saber por qué lo habían dejado tirado, si no había nada escrito y no había ni un dibujo entonces no valía la pena tenerlo. Fue cuando cerré el libro y comencé a salir de ese agujero, con todo y libro claro, de repente pueda venderlo o quedármelo ya que ese brillo era muy extraño. Fue ahí cuando vi la luna y me recordé lo que estaba soñando antes de despertarme.
     Me había acordado de ti, de la cara que pusiste cuando tropezaste y caíste Ben soltó otra risa, al parecer le gustaba narrar sus historias con algo de comedia, ya que también me hizo soltar una risa a mi – también recordé el momento del terremoto, ¿el niño a quién casi atropella mi chofer ese día eras tú cierto? – asentí – Me pareció algo escalofriante, casi ser el responsable del atropello de un amigo. Pero no fue lo más escalofriantes hasta que el libro comenzó a moverse. Abrí rápidamente el libro y en la primera página decía: “Bejamin Fitsher”, era algo escalofriante, de un momento a otro el libro que no tenía nada escrito tenía mi nombre grabado, mi nombre completo que nunca lo usaba, en la primera página, continúe viendo las demás páginas, pero estaban en blanco, hasta que llegue a la última página donde se apreciaba el dibujo de un demonio descuartizando a un ángel, la imagen me había sorprendido, en ese libro no había absolutamente nada y luego apareció mi nombre y esa imagen.
     De ver la imagen perdí el equilibro, solté el libro y caí. No hice una buena caída como veras, me estaba arrastrando, ya que me había fracturado el hueso de la pierna y no podía caminar, quería estar lo más cerca a mi casa para que puedan verme y ayudarme. Me di cuenta que mi brazo sangraba mucho y de solo moverlo un poco me dolía mucho. No se cuenta sangre había perdido, que lentamente estaba perdiendo el conocimiento. No sé cómo pero la señora Donson apareció de repente me ayudó y dio aviso a la ambulancia. Luego de eso despertó a mi papá, él como loco apuraba a la ambulancia. En la clínica, le dijeron que me fracturé brazo y pierna y que estaría con yeso aproximadamente dos o tres meses. Bueno claro está que me regaño y todas esas cosas, pero aun estoy vivo.”

jueves, 9 de febrero de 2012

¿Qué Paso Contigo?


Desperté y me encontraba en la enfermería del colegio. La señora Pebber se encontraba en un lado lagrimeando viendo su novela. Vi el reloj y me percate que faltaba poco tiempo para terminar el día de clases.
-       Ya me encuentro mucho mejor, señora Pebber – le comentaba al mismo tiempo que me levantaba.
-       Está bien jovencito, – decía mientras se secaba las lágrimas – puedes ir a clases, pero no te esfuerces mucho.
-       No hay problema – “Bien” dije en mi fuero interno, sin clases de deporte por una semana. Se me salió una sonrisa – Gracias señora Pebber, hasta pronto – dije conforme me retiraba.
-       Cuídate alzó un poco la voz para poder oírla.
     Fui a mi salón corriendo a toda velocidad para verificar si mi amigo había llegado por lo menos tarde. Llegue al salón justo cuando la campana sonó. Note que no había rastro de mi amigo, tome mi mochila y me acerque a conversas con la profesora.
-       Profesora, disculpe. ¿Puedo pedirle un favor?- no fue mucho el esfuerzo en aparentar preocupación, ya que realmente estaba preocupado por Ben.
-       Claro, Patrick, dime.- respondió en un instante la interpelada.
-       Pues… quería pedirle si me podría dar la dirección de la casa de Ben, – le dije con voz apenada – estoy un poco preocupado no sé porque ha faltado hoy a clases.
-       Si por supuesto, Patrick, no te preocupes, espérame un momento – cogió un lapicero y un papel, rápidamente comenzó a escribir – Ten aquí tienes. Me parece bueno que te preocupes por tu amigo – dijo despreocupada – eres un buen amigo, Patrick – me dedico una sonrisa y me entrego la hoja con la dirección de la casa de mi amigo.
-       Muchas gracias profesora le devolví la sonrisa.
     Llegue a mi casa y tuve que calentar mi almuerzo, ya que mi mamá estaba en el trabajo y llegaba ya para la cena. Mi mamá me había dejado listo uno de mis platos favoritos en el frigorífico. Caliente mi deliciosa comida en el microondas a solo minuto y medio, no me gustaba comer la comida tan caliente.
     Saque del frigorífico una botella de coca-cola al mismo tiempo que el timbre del microondas sonaba. Saque mi comida, el plato estaba algo caliente, me quemaba un poco los dedos, tuve que correr hacia la mesa para dejar el plato.
     Prendí el televisor para poder ver las noticias, era ya casi una regla mía el comer mientras veía las noticias. En las noticias de la tarde, el locutor estaba hablando algo con respecto a una  especie de gripe que había detectado últimamente, decía que no había aun un remedio para esta nueva gripe. Anunciaba que los síntomas de esta gripe, que el locutor nombró como “la gripe porcina”, eran fiebre altatos seca recurrentedolor de garganta, moqueo o secreción nasaldolores en el cuerpo, dolor de cabeza, escalofríos, fatiga, dolor en los ojos, pérdida del apetito, problemas para respirar como falta de aliento.
-       Ugh… – casi me había atorado, había comido una gran cucharada de arroz sin percatarme, el reportaje estaba interesante, que me había quedado hipnotizado.
    Me acababa de acordar de mi amigo Ben. El reportero mención que es posible el contagiarse por medio del contacto con una persona con ese mal, se decía que la principal vía de transmisión son las gotas expulsadas al hablar. Puede que mi amigo, Ben, haya hablado con una persona con este mal y probablemente se haya contagiado.
     No me quería quedar con la duda del saber que le había pasado a mi amigo, tal vez fue por mí y mi maldita maldición o tal vez fue esta nueva gripe que había parecido, son muchas las posibilidades.
     Tome mi plato y rápidamente lo lave, lo deje a un lado, bote la botella vacía de coca-cola, corrí a lavarme los dientes, cogí la hoja con la dirección de la casa de Ben que la profesora me había dado y salí a toda prisa a encontrar la casa de mi amigo para saber que le había ocurrido.
     Recorría las calles en busca de la dirección recibida por mi profesora. Escuchaba que algunas personas murmuraban “¿De quién será el niño?”, “¿Se habrá perdido?”, “Debe ser un mendigo”. Me preguntaba qué cara tenía para que la mayoría de las personas se apiaden de mí.
     Llegué a un parque muy grande, estaba hecho prácticamente de un color verde total, se podía sentir otro ambiente, el aire de ese parque no parecía estar contaminado, se podía respirar aire fresco. Habían palomas volando de un lado para otro, ardillas tratando de coger algunas nueces y un gran árbol inmenso en el centro del parque.
     Me senté en una de las bancas del parque, revise la hoja con la dirección que me dio la profesora Servi, estaba solo el nombre de la dirección y el numero de la casa, pero más abajo de la hoja la profesora Servi había escrito una referencia. “Del parque, ve de frente y veras una casa de color anaranjada en toda la esquina.
     Busque a la distancia esa casa, volteé mi vista unos centímetros a la derecha y ahí estaba, una casa de gran tamaño de un color anaranjado que estaba ubicada en toda la esquina, era la única casa que resaltaba por el color y por lo muy lujosa que se veía.
     Inhalé y exhalé aire para poder relajarme un poco, me encontraba un poco cansando, correr no era lo mío y hacer deporte mucho menos. Fui hacia la casa contando los pasos, para no llegar cansado y sudoroso, no quería mostrar un mal aspecto, aunque por los comentarios de las personas creía que ya lo había hecho.
     Llegue a la puerta y al rato toque el timbre, habrían pasado unos cinco minutos hasta que una señora de una edad avanzada se asomó por la puerta.
-       ¿Sí? ¿Qué desea? hablaba con una voz extraña, como si tuviera seca la garganta.
-       Disculpe, señora, ¿Es esta la casa de los Fitsher? –dije con la voz apagada.
-       Si esta es jovencito, – respondió al rato – ¿A quién de la familia busca?
-       Busco a Ben Fitsher, soy un compañero del colegio, Patrick.
-       Le diré al joven, espérame un momento – se alejo y cerró la puerta.
-       Gracias le dije alzando un poco la voz, para que pueda oírme.
     Me sentía un poco mejor, mi amigo no se había mudado, era una posibilidad menos de la cual descartar, ahora solo quedaba saber el por qué mi amigo había faltado hoy al colegio.
     Estaba parado frente a la puerta ya casi  un cuarto de hora. “¿Por qué se demorará tanto?” me preguntaba a mí mismo. No había explicación por el cual se demore tanto en hacer una solo pregunta. Ya estaba a pocos segundo de tocar el timbre cuando la señora volvió a asomarse por la puerta.
-       Disculpe jovencito, pero el joven Ben no tiene ganas de recibir visitas dijo con la voz apagada.
-       ¿Qué? – respondí al instante – ¿pero por qué?, por favor señora, déjeme hablar con él.
-       Lo siento jovencito, temo que no puedo, son ordenes – me miro con el ceño fruncido.
-       Pero, si es un visitante – dijo una voz detrás de mí – Señora Donson, buenas tardes. ¿Quién es este joven? – preguntó a la señora.
-       Buenas tardes, señor Fitsher, este jovencito es amigo del colegio del joven Ben respondió con desanimo.
     “¿Señor Fitsher?” repetí hacia mis adentros. Me di la vuelta para saber quién y cómo era esa persona. Cuando mire al señor detrás mío, me di cuenta que era la viva imagen de Ben, era un Ben ya adulto. No había ninguna diferencia entre ellos, tenía su cabello corto marrón, bien claro, los ojos verdes, era alto y al igual que mi amigo parecía muy animado.
-       ¿Así que tu eres el nuevo amigo de Ben? me preguntó él me ha contado algunas cosas de ti – me miró de pies a cabeza con el rostro pensativo – ¿Por qué no pasas y hablas con Ben?, creo que necesita de un amigo para poder distraerse.
-       El joven Ben no quiere visitas – respondió en una milésima de segundo la señora Donson.
-       No se preocupe señora Donson, le respondió, a su eminente rechazo el doctor dijo que necesita el mejor de los apoyos y no veo otra mejor personas que este jovencito, para que haga reír un poco a Ben.
     “DOCTOR” la palabra retumbo en mi cabeza. ¿Es que estaba tan grave Ben, para que necesite ser atendido por un doctor? Que le pudo haber pasado. Luego también que necesita apoyo, ¿Es que yo podría ayudarle en algo? O el señor Fitsher me habría visto con la cara de payaso para poder sacarle algunas risas a Ben.
-       Está bien señor, como usted guste, – la señora Donson hizo un mohín y me abrió la puerta.- pasa jovencito.
-       Muchas gracias señor Fitsher – dije de forma automática.
-       No te preocupes.
     ¡Guao…! Valla la casa sí que era realmente grande. Ahora podía entender porque la señora Donson se demoro tanto tiempo en darme la respuesta de Ben. Al entrar por la puerta, se deslumbraba un inmenso jardín, casi parecía el parque de estaba frente la casa, había una gran pileta ubicada en el centro del jardín, en la pileta se encontraba una estatua de un ángel que bota agua de su boca. A unos cuantos metros detrás de la pileta se encontraba la casa, aunque más parecía una mansión más que una casa.
     Fue un gran recorrido hasta la puerta principal de la casa, la señora Donson iba a paso de tortuga, bueno podía entenderla por la edad, pero yo estaba algo apurado por saber las condiciones de mi amigo.
     Entre a la casa y me percate que era muy lujosa, tenía muchos cuadros por todos lados, pero solo uno llamo mi atención, era un dibujo muy antiguo en el cual estaba ubicada la figura de un ángel tocando una armónica en la parte superior y en la parte inferior se encontraba un demonio el cual se encontraba entre llamas y rocas oscuras tratando de atacar al ángel con su tridente.
     Me quede hipnotizado con la imagen, estaba avanzando paso a paso para tenerla frente a frente y poder tocarla, el fondo del cuadro me parecía muy familiar, estaba comenzando a sudar.
-       Ahora no me dije a mi mismo, no podía quedar desmayado ni mucho menos hiperventilarme en estos momentos.
     Sentí una mano en mi hombro derecho y me quede congelado como estatua.
-       Por aquí, jovencito dijo señalando las escaleras, me había saco del transe la señora Donson ya falta poco para llegar me dio un poco de miedo, la señora Donson me había lanzado una sonrisa escalofriante.
-       Así, ya voy continué siguiéndole el paso de tortuga.
     La parte superior estaba conformada por un gran pasillo, había puertas a cada lado, una enfrente de otra. Llegamos a la tercera puerta de la derecha, la puerta era de un color diferente a las otras, era de un color azul marino, no me pareció extraño pensar que esa era la habitación de Ben, siempre me pareció que era algo raro o que simplemente le gusta resaltar.
-       Aquí esta su visita joven Ben anuncio la señora Donson, mientras abría de poco a poco la puerta.
-       Umf… seguro fue mi papá, bueno que pase dijo con desanimo, algo muy extraño ya que mi amigo parecía siempre estar feliz de todo.
-       Hola Ben ¿Cómo estás? se me apago la voz cuando vi las condiciones de mi amigo, me di cuenta que mi pregunta era una estupidez ya que era obvio como se encontraba mi amigo, Ben se encontraba tirado en su cama con un gran yeso en la pierna izquierda y otro en el brazo derecho.
-       Como crees que me encuentre, Patrick respondió cortante no quería que me vieran en estas condiciones, es algo vergonzoso. ¿Por qué has venido?
-       Bueno… estaba algo preocupado, no sabía el porqué habías faltado hoy a clases.
-       Creo que ahora sabes el motivo respondió.
     La señora Donson salió de la habitación y cerró la puerta. Ben me había hecho unas señales con la mano izquierda como diciendo que me espere un momento. Ben cogió el teléfono y marco unos anexos.
-       ¿Papá?... espero un momento antes de agregar podrías decirle por favor a la señora Donson que me prepare un milkshake de chocolate y que me haga una torta espero otro momento y concluyo gracias colgó el teléfono.
     Se escucho la voz del señor Fitsher llamando a la señora Donson, se escucho un golpe en la puerta seguido de pasos por el pasillo.
-       Bueno ahora si podremos hablar más tranquilos ahora era el mismo Ben de antes Eso mantendrá a la señora Donson algo ocupada por un momento.
     Al parecer una de las habilidades de la señora Donson, era de estar escuchando conversaciones detrás de la puerta, ahora podía comprender porque mi amigo se expresaba de esa forma.
-       Jeje… ahora te entiendo le respondí.
-       Si, es algo curiosa la señora dijo entre risas.
-       ¿Y…? comencé a formular mi pregunta ¿ahora vas a decirme lo que te sucedió?