El
relato de Ben era algo, realmente, increíble. No le hubiera creido ni una sola
palabra si no fuese por los rasguños que tenía y en especial por el brazo y la
pierna enyesados.
- Es
algo difícil de creer – me miro sarcástico y trató de alzar el brazo enyesado –
pero, sinceramente, te pasan cosas extrañas – “no
tanto como a mí” pensé.
- Si…
eso sí, es un don – rió, pero al momento siguiente su rostro se torno serio – pero
ahí no termina…
- ¿Todavía
hay más? – me sorprendió.
- Si,
con esto tus dudas desaparecerán y vas a creerme al cien por ciento – agacho la
cabeza, y tomó aire – Cuando llegué a mi casa, abrí mi escritorio, para poder
guardar mis libros, y cuando vi lo que había dentro – Ben trataba de sacar algo
que estaba bajo su almohada – encontré esto.
Ben había sacado un libro, muy antiguo, parecía
que la tapa de este fuera de cuero. El cuero de la portada del libro, parecía
estar muy dañado, ya que estaba lleno de arañones y algunas manchas rojas que parecían
sangre. Ben abrió el libro pasando hojas tras hojas, pero estas estaban en
blanco.
- ¿E…
es… es ese el libro que habías encontrado en el árbol? – pregunté algo
nervioso.
- Si,
es el mismo, salvo que ahora si ya no tiene nada escrito ni mi nombre ni la
imagen que te dije – Ben llegó hasta la última página, donde comento estaba una
imagen aterrorizante, que ahora estaba en blanco – intenté recordar todo lo que
me pasó en el día, como la otra vez, pero no sucedió nada.
Ben se quedo pensando un momento, le seguí
el juego, también me hice el pensativo, Ben quería averiguar qué era lo que
activaba el libro, y también porque había aparecido su nombre.
- ¿Qué
te parece si coges el libro, Patrick?- me pregunto y me vio con una mirada de
interés.
- Pues…
– lo dude un poco – no le veo nada de malo.
Estiré el brazo para poder coger el libro.
Ben no soltaba el libro y su mirada mostraba una curiosidad inmensa. En el
momento que mis dedos tomaron la pasta del libro, este comenzó a brillar. El
brillo fue tan intenso que nos forzó cerrar los ojos a mi amigo y a mí. En ese
preciso instante la puerta sonó, la reacción de Ben fue inmediata, ya que
guardó el libro en un instante.
- Joven
Ben, su milkshake y su torta – dijo la señora Donson entrando a la habitación.
- Gracias
señora Donson – le dijo Ben, al rato que ella dejaba la comida en la mesa de
noche.
- De
nada Joven Ben – respondió con una gran sonrisa, algo espeluznante y salió de
la habitación.
Me fije en la hora, y ya se hacía tarde.
Solo faltaban diez minutos para que mamá llegara a la casa, y si no me
encontraba ahí se iba a poner como loca.
- Ben,
creo que ya es hora de irme, mamá no tarda en llegar y no quiero preocuparla.
- No
hay problema – dijo con amabilidad - ¿podrás venir mañana?
- Si
claro, nos vemos mañana – le hice un gesto para que pueda entender que también
quería averiguar algo respecto al libro – a ver si me enseñas a jugar esos
videos juegos.
- Dale
– Ben entendió el mensaje – Señora Donson puede acompañar a Patrick a la
salida, por favor – al parecer estaba en lo cierto y ella estaba escuchando por
la puerta.
- Por
supuesto, Joven Ben – contestó algo fastidiada, al parecer yo no era mucho de
su agrado.
- Nos
vemos Ben.
- Chau
Patrick, cuídate.
A penas salí de la casa de Ben, comencé a
correr y correr en dirección a mi casa, no podía calcular con exactitud las
horas que pasé en la casa de Ben, pero el sol ya había desaparecido y le había
dado paso a la luna, una luna muy brillosa en esta noche oscura. En esta noche,
había una hermosa luna llena.
Comencé a tomar paso ligero. Me había
quedado concentrado en la luna, no podía dejar de verla.
- ¡CUIDADO…!
– escuché gritar a una señora, quien me saco del trance. Volteé la mirada, estaba
en medio de la pista y un gran resplandor venia hacia mí. No pude moverme, mi
cuerpo no respondía mis órdenes, hasta que mi mente callo y todo se terno OSCURIDAD…
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