jueves, 19 de enero de 2012

Primer Día

Al día siguiente, estaba listo para ir al colegio. Habian pasado más de cuatro meses desde que hubo el terremoto, por lo que me enteré nadie fue afectado gravemente como yo. Todo en el colegio estaba normal y tranquilo.
     Sonó la campana y fui corriendo a clases. Me perdí buscando el salón 306, corría buscando el salón, para no llegar tarde mi primer día. Tropecé con un alumno y ambos caímos al suelo.
-       Lo siento no fue mi intención se disculpo el otro chico.
-       No te preocupes no me fijaba por donde iba – contesté atontado.
-       ¿Eres nuevo en este colegio? – preguntó.
-       Bueno eso parece, estoy en primero de secundaría continué la conversación.
-       Yo también, debes de estar en mi salón – afirmó. Me puse a ver devuelta la hoja de horario, me la arranchó si estas en el mismo salón que yo, ven sígueme tomo mi mano y me jaló rápido o llegaremos tarde.
     Todo aturdido y medio confuso comencé a seguirle, llegamos al salón en el último toque de la campana. Al tocar la puerta nos abrió una amable señorita, morena des cabello negro rizado muy delgada.
-       Llegan tarde nos dijo alzando un poco su tono de voz ¿no te dije que esta era la última vez que llegas tarde, Ben? comento de forma sarcástica al pensar el castigo para Ben, él hizo un mohín.
-       No es mi culpa haber llegado tarde profesora, mire traje a un alumno nuevo… – le explico, el motivo de la tardanza.
-       Uhm… – la profesora me quede viendo un momento – tú debes de ser Patrick, ¿no? asentí te estaba esperando, espero te sientas mucho mejor, cualquier problema que tengas, por favor házmelo saber – sonrió.
-       Muchas gracias profesora.- respondí agradecido.
-       Muy bien clase tenemos un nuevo alumno – anunció a toda la clase – por favor saluden a Patrick…
-       Disculpe profesora – la interrumpí, para poder decirle al oído
-       No te preocupes respondió tranquilamente Bueno clase saluden a su nuevo compañero Patrick Daecher sonrió nuevamente anda Patrick puedes sentarte junto a Ben.
-       Gracias…
     Fui rápido a mi asiento, no me había sentido tan avergonzando anteriormente, pero realmente fue la primera vez que me sentía así. Todos estaban mirándome sin apartar la vista de mí, Ben no me decía nada. Una vez iniciada la clase nadie podía hablar, a menos que sea para intervenir temas sobre la clase o quieras recibir un castigo.
     No podían castigarme, en especial por ser mi primer día, así que tuve que esperar hasta el recreo para hacer algunas preguntas de cómo era el colegio y el motivo por el cual todos estaban mirándome.
     Pasaron las horas hasta que sonó la campana del recreo.
-       Bueno, chicos, pueden salir al recreo anunció, la profesora, a la clase.
     Me levante del asiento para sacar mi lonchera y en un abrir y cerrar de ojos me encontraba en medio de un tumulto de alumnos, me sentía un poco avergonzado por no saber la razón de tan buena bienvenida, pero fue todo lo contario.
-       ¿Cómo estás?
-       Oímos todo lo que paso.
-       ¿Cómo has estado, que te sucedió?
-       ¿Ahora estas mucho mejor?
     Estuve envuelto en un mar de preguntas, felizmente Ben me saco de todo ese tumulto, me sentí aliviado, pero no por mucho, creía que no faltaba mucho para que Ben también me ataque con sus preguntas.
-       Bueno ahora sí, cuenta dijo sonriendo ¿Qué fue lo que te paso ese día?
-       No paso mucho, la verdad. Cuando sucedió el terremoto me quede frio, no podía moverme parecía como si algo estaba sujetándome para que no corriera, y bueno para serte sincero escuche a alguien que me hablaba, pero al escucharlo me desmaye y no supe mas. Estaba algo confuso ese día Ben hizo un gesto de duda pero creo que eso fue normal, ¿no?  ¿A nadie más en el colegio le paso lo mismo?
-       Pues no, tú fuiste el único, es por eso que todos están tan sorprendidos y quieren saber que te paso, pero no te preocupes junto a mi nadie te molestará extendió su mano derecha por cierto mi nombre es Ben Fitsher.
-       Yo soy Patrick Daecher le di la mano.
     Luego de toda esa charla, fui al baño. Al lavarme la mano me había percatado que el color de mis ojos seguía aclarándose lentamente.
     Regrese a clases, ya que si no llegaba a tiempo la profesora me regañaría. Fui a mi asiento, al costado de Ben, pero no me sentía muy bien. Aun los demás alumnos no podían despegar su mirada de mí, deseaba para que la campana de salida sonara de una vez por todas.
     Terminado el día de clases, Ben me cuidaba la espalda para que nadie me sobrecargue de preguntas. Mamá me estaba esperando en su carro, estacionado frente al colegio.
-       Que hayas tenido un buen día de clases, amigo – me tendió la mano – nos vemos mañana, Patrick.
-       Gracias, Ben, nos vemos – me despedí.
     Ben se dirigió hacia el Toyota Prado negro con lunas polarizadas… “pero… él es, el mismo chico de ese día…”

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