jueves, 26 de enero de 2012

Una Figura Extraña

Un fuerte resplandor hizo que me despertara, ya era de mañana. El astro rey había iluminado mi habitación. No tarde mucho en despertarme, cambiarme y alistar mis cosas para ir a clases. No quería que luego mamá este en apuros para no llegar tarde.
     Fui al comedor y mi desayuno ya estaba listo. Mamá estaba en la cocina terminando de hacer su desayuno. En la mesa había un vaso de leche fresca y una tortilla de huevo.
-       Vamos, Patrick, date prisa y termina ¿No querrás llegar tarde, no? anunció mi madre dando su entrada al comedor.
-       No te preocupes ya tengo todo listo y terminado, ojala sea hoy un gran día – rogaba para que todo vaya bien en este nuevo día.
-       ¿Has terminado todas tus tareas anoche? – dijo mamá para crear un nuevo ambiente a la conversación.
-       Listo – respondí sin más demora, al tiempo que bebía mi vaso de leche
-       Bueno y qué tal te pareció ayer la escuela – dijo cortando su tortilla – No hemos hablado de eso ayer, espero que tengas buenos comentarios – dijo sonriendo al percatarse que mi rostro anunciaba grandes noticias.
-       Creo… – respondí como el que no quiere la cosa – que fue algo de que alegrarse, la verdad me pareció muy divertido. La profesora es muy gentil con todos y su clase es de lo mejor – me dedico una sonrisa y comió su tortilla – Estuve un poco nervioso al inicio, pero fue solo porque todos me miraban y no apartaba la vista de mi – hice un mohín – me sentí algo intimidado – mamá puso un gesto dudoso – pero esas miradas eran porque simplemente todos querían saber que era lo que había pasado ese día – me estremecí al haberme acordado de ese día. Tome un gran sorbo de leche para recuperarme.
-       Vaya eso si es interesante, los niños de hoy en día son mucho más curiosos – dijo mi madre al notar mi desagrado al haberme acordado de esa pequeña incomodidad del día anterior – ¿Alguna otra cosa? – preguntó al rato – ¿Hiciste muchos amigos? – estaba algo ansiosa por la respuesta.
-       Bueno, no diría exactamente amigos, solo hice un amigo, su nombre es Ben Fitsher, es alguien muy… – quede pensando un perfecto adjetivo para identificarlo –…hiperactivo, no se está quieto ni un rato.
-       Ojala pueda sacar tu niño interior señor Patrick dijo en son de broma, muchas personas decían que yo era muy maduro para mi edad Ahora, señor, mejor se apura antes que llegue tarde dijo regalándome esa gran sonrisa suya. Salió hacia la cocina con los platos vacios.
-       Está bien mamá, voy a cepillarme los dientes salí corriendo directo hacia el baño.
     El recorrido hacia el colegio no era muy largo, esta a pocas calles de mi casa. Mamá me dejo en la puerta del colegio y se fue directo al trabajo, no sin antes darme un beso en la mejilla de despedida, algo que me avergonzaba un poco en público.
     Entre al colegio para encontrarme con mi nuevo amigo, llegue al salón, pero mi amigo aun no se encontraba. Pasé y me ubiqué en el mismo asiento de ayer, esperando que mi amigo apareciera. Uno a uno fueron llegando mis otros compañeros de clases, pero aun no había rastro de mi amigo. Al rato apareció la profesora y con ella el timbre de la campana anunció el inicio de la clase.
     Quede pensando que mi amigo llegaría tarde, al igual como casi, o bueno como lo hizo ayer, pero fueron pasaron las horas. Me había quedado pensando en que le habría pasado, me encontraba solo en mi asiento, al parecer luego que Ben hable con ellos nadie quería sentarse conmigo. La profesora estaba terminando de explicar algunos problemas de algebra cuando el sonido de la campana de recreo me saco de la concentración.
     No había ni rastro de Ben, había empezado a preocuparme. No pudo haber pasado  tan rápido dije hacia mis adentros. Solo había conocido a mi amigo un día y ya tan pronto desapareció, no pude con los nervios. Fui al baño para que no me vean temblar, estaba muy preocupado y triste.
-       ¿Acaso era una maldición? me hice la pregunta a mí mismo ¿Es que estaré solo toda la vida? – continúe hablándome.
-       Solo nunca estarás respondió una voz escalofriante siempre estarás conmigo y el otro, nosotros somos UNO para toda la vida.
     Salí corriendo asustado del baño, esa voz me había tomado con la guardia baja. Fui corriendo hacia el lavadero para desprenderme del sudor, al lavarme, examine mi rostro detenidamente en el espejo que tenía delante de mí. La tonalidad de mis ojos seguía aclarándose, poco a poco. Una figura aterradora estaba comenzando a formarse en mi reflejo, comencé a llorar lágrimas de sangre. Perdí el control de los nervios, me había hiperventilado, no dejaba de temblar. Esa figura… caí desmayado.

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