jueves, 12 de enero de 2012

Regreso a Casa

Un terremoto acababa de azotar en ese momento. Me había quedado petrificado, no podía moverme, mi mamá en llanto me sacudía para poder reaccionar. No podía hacer nada no movía ni un dedo, quería llorar pero no podía, mi mamá estaba helada del susto, continuaba moviéndome para poder hacerme entrar en sí, cerré los ojos y cuando los volví a abrir ya no me encontraba ahí.
     Cuando abrí los ojos nuevamente me encontraba en un sitio algo familiar, el mismo sitio de mi sueño.
-       Es el momento en el cual yo actué de vez en cuando – dijo una extraña voz en medio de la oscuridad.
-       ¿Quién eres? – pregunté titubeando.
-       No te preocupes, nos encontraremos muy pronto. Humjuju… – termino su comentario con una risa escalofriante.
     Caí desmayado, la luz lentamente se fue apagando dejándome solo en la oscuridad. Podía escuchar que alguien lloraba, se escuchaba como si fuese un niño. Volteaba de un lado para otro para poder ver algo, pero la oscuridad era absoluta. Pon fin pude ver un pequeño destello de luz, en el cual provenía los lloriqueos del niño. Fui corriendo hacia el niño para ayudarlo, pero algo en el camino me hizo tropezar, haciendo que me golpee la cabeza y pierda el conocimiento. Desperté y escuchaba un montón de aparatos sonar, mi madre estaba a mi lado, parecía que hubiera estado ahí por días, se encontraba durmiendo sin soltarme la mano.
     Me ardían los ojos, comencé a retorcerme de dolor. Me agarre los ojos para cesar el dolor, sentí un liquido, vi el rojo vivo en mi mano. << ¿Sangre…? >>. Mis ojos estaban sangrando, del miedo me puse a gritar.
-       Doctor, ¡doctor! – grito mi madre, desesperada
-       ¿Qué paso? – pregunto la enfermera – ¡Oh… por Dios, doctor! – dijo alarmada
-       Señora, por favor, retirarse – pidió el doctor amablemente.
-       No, no mi hijo, no puedo dejar solo a mi hijo, ¡Patrick! – gritaba desesperada.
-       Acompáñeme señora – retiro amablemente a mi madre la enfermera.
     Las horas pasaban lentamente, parecía que estuve en el hospital una eternidad. Creía que nunca saldría, veía todo blanco, tan blanco que me ardían los ojos. Escuche a alguien, alejado de mi se encontraba el mismo niño que estaba llorando. El niño se encontraba en sentado en el suelo, escondiendo su rostro. Me acerque lentamente hacia él. En una distancia no tan larga, el niño volteó, dejando a la luz una parte de su rostro. << ¿Ojos… grises…?>>
-       Te protegeré, así como tú me protegerás a mí – fue lo único que dijo y volvió a ocultar su rostro.
-       Bueno, ya despertó – dijo el doctor aliviado.
      Mi madre fue corriendo a abrazarme, me sentí más calmado y tranquilo. Ya no sentía dolor alguno, solo sentía los brazos protectores de mamá.
-       No me vuelvas a dar estos sustos – mamá estaba llorando, pero trataba de verse feliz.
-       No te preocupes mamá – le dije casi sin aliento.
     Según mamá fueron cuatro meses, ese fue el tiempo que estuve en el hospital. No creía que podía estar tanto tiempo en coma, ese era el motivo por el cual mamá estaba tan preocupada.
     Luego de darme de alta, regresé a mi casa. Apenas llegué, salí corriendo a bañarme. Termine y fui a mi cuarto, cuando me estaba cambiando me vi al espejo, vi mi reflejo y vi algo diferente en mis ojos. Mis ojos estaban más claros. << Que extraño, juraría que mis ojos eran marrones oscuros como los de mamá >>
     No le tome mucha importancia a mis ojos, en especial porque no quería preocupar más a mama. Mantuve mi mente en otra cosa. Me llamó la atención las palabras que había escuchado: “Es el momento en el cual yo actué de vez en cuando” “Te protegeré, así como tú me protegerás a mí”. Me preguntaba quienes eran, y si solo a mi me había pasado tal suceso el día del terremoto.

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